La Insuficiencia Venosa Crónica (IVC) es la incapacidad de las venas para realizar el adecuado retorno de la sangre al corazón que ocasiona una acumulación de ésta en las extremidades inferiores, dando lugar a síntomas y problemas que pueden llegar a condicionar la vida del paciente. Si sufres esta patología, te sonará la sensación de pesadez, fatiga, hinchazón, calambres musculares, hormigueo, prurito, varices, hematomas…

Indagando un poco más, tenemos que saber que las venas son las encargadas de retornar la sangre del cuerpo al corazón a través de unos mecanismos de contracción generados por válvulas. Estas válvulas son unos repliegues que conectan la pared venosa que actúan de la siguiente forma:

  • Cuando tensamos la musculatura, la sangre sube, las válvulas se abren y dejan que la sangre suba.
  • Cuando relajamos la musculatura, la sangre se queda en las válvulas y no baja.

Sin embargo, cuando hay un problema en las venas ,sus paredes pierden elasticidad provocándose una dilatación que ocasiona que las válvulas no cierren bien. Debido a este fallo, la sangre en vez subir a través del capilar, se acumula y da lugar a la sintomatología previamente comentada.


Esta patología tiene un componente hereditario, aunque hay muchos factores dónde se ven incrementado la sensación de malestar. Os dejamos algunos de ellos.

  • Edad ya que con el paso del tiempo, las venas pierden la efectividad de contracción
  • Sedentarismo o mantener siempre la misma postura
  • Alteraciones hormonales que provocan mayor dilatación venosa
  • Sobrepeso ya que se incrementa la presión en las venas y agrava su estado
  • Calor debido a una mayor dilatación de los vasos sanguíneos que dificulta el retorno venoso

Te dejamos algunos consejos para mejorar la circulación de las piernas y evitar complicaciones a largo plazo. ¡Toma nota!

  • Hábitos alimentarios saludables, sobre todo alimentos ricos en vitamina C (cítricos, pimientos, coles) y ácidos grasos omega 3 (frutos secos, pescados grasos, aguacate) por su poder antioxidante. Es importante abandonar el consumo de tabaco y alcohol.
  • Mantente hidratado.
  • Realiza actividad física de bajo impacto, por ejemplo caminar, para estimular las válvulas y fortalecer los músculos de las piernas.
  • Realiza masajes de abajo hacia arriba para reactivar el riego sanguíneo en las piernas, así como duchas de contraste
  • Eleva tus piernas por encima de la altura del corazón si estás tumbado o por encima de la cadera si estás sentado. Notarás alivio enseguida.
  • Utiliza medias de compresión por debajo de la rodilla es suficiente. Ten en cuenta que dependiendo de si hay varices y/o edema recomendaremos una tipo de compresión u otro. Pregúntanos.

Y a parte de poner en práctica dichos consejos, también os podemos recomendar productos naturales con un alto nivel de evidencia y que ya están incorporados en las guías vasculares de práctica clínica:

  • Castaño de indias. Su principio activo Aescina presente en las semillas permiten aumentar el tono venoso y disminuir la permeabilidad capilar. Especialmente indicado en paciente con dolor, edema y prurito.
  • Rusco. Sus Saponósidos aumentan la contracción venosa y presentan una acción antiedematosa y antiinflamatoria. Esta combinación de funciones permite que se puedan recomendar a  personas con hemorroides, sedentarias y cuando la circulación empeora con el calor.
  • Hoja de vid roja cuyos Taninos tienen propiedades astringentes